Gestión de residuos en clínicas veterinarias

Un compromiso con la salud y el medio ambiente

Las clínicas veterinarias desempeñan un papel esencial en el cuidado de la salud animal. Sin embargo, su actividad diaria también genera residuos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden representar un riesgo para la salud pública y el medio ambiente. Por ello, la correcta gestión de residuos veterinarios es una obligación legal y ética para cualquier centro veterinario.

Tipos de residuos generados en clínicas veterinarias

En una clínica veterinaria se generan distintos tipos de residuos, cada uno con sus particularidades en cuanto a manipulación, almacenamiento y eliminación:

1. Residuos biosanitarios

Son aquellos derivados de la atención sanitaria a los animales, como gasas, guantes, jeringuillas, algodón o restos de curas. Se dividen en:

  • Grupo III (peligrosos): residuos con riesgo de infección (material punzante o contaminado).
  • Grupo II (no peligrosos): residuos similares a los domésticos, aunque derivados de actividad sanitaria.

2. Residuos químicos

Incluyen medicamentos caducados, productos de limpieza con componentes peligrosos, desinfectantes, radiografías o reveladores. Deben gestionarse como residuos peligrosos.

3. Residuos de animales

Se consideran subproductos animales no destinados al consumo humano (SANDACH). Incluyen cuerpos de animales, restos biológicos o tejidos extraídos en intervenciones.

Normativa aplicable a la gestión de residuos veterinarios

La gestión de residuos en centros veterinarios está regulada tanto a nivel estatal como autonómico. Las principales normativas incluyen:

  • Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
  • Reglamento (CE) 1069/2009 y Reglamento 142/2011 (SANDACH).
  • Normativas autonómicas sobre residuos biosanitarios y peligrosos.

Cumplir con estas normativas es fundamental para evitar sanciones y proteger la salud de trabajadores, animales y del entorno.

Buenas prácticas para una correcta gestión

1. Clasificación y segregación desde el origen

Separar correctamente los residuos desde el momento en que se generan evita riesgos y facilita su eliminación adecuada.

2. Uso de contenedores homologados

Los residuos deben depositarse en contenedores identificables, resistentes y adecuados al tipo de residuo (por ejemplo, contenedores para punzantes o bolsas rojas para residuos infecciosos).

3. Almacenamiento temporal seguro

El centro debe contar con un área de almacenamiento temporal con ventilación adecuada, acceso restringido y condiciones que eviten contaminaciones cruzadas.

4. Contratación de un gestor autorizado

Solo empresas autorizadas pueden transportar y tratar este tipo de residuos. Es obligatorio conservar los justificantes de retirada y tratamiento (documentos de control y seguimiento).

5. Formación del personal

Todo el personal debe estar formado en la gestión de residuos, incluyendo protocolos de actuación ante derrames, exposiciones accidentales y uso de equipos de protección.

Impacto ambiental y responsabilidad social

Una gestión deficiente de los residuos veterinarios puede contaminar suelos, aguas y representar un riesgo para la fauna y la salud humana. Por ello, las clínicas veterinarias deben adoptar una actitud proactiva, integrando criterios de sostenibilidad y responsabilidad medioambiental.

La aplicación de medidas como la reducción de residuos, la correcta segregación o el uso de productos menos contaminantes no solo cumple con la normativa, sino que proyecta una imagen profesional y responsable ante la sociedad.

La excelencia también está en la gestión de residuos

Una clínica veterinaria que se preocupa por una correcta gestión de sus residuos demuestra compromiso con la salud animal, la seguridad de sus trabajadores y la protección del entorno. Cumplir con la legislación vigente y adoptar buenas prácticas no es solo una obligación, sino una seña de profesionalidad.

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